domingo, 21 de julio de 2013

Paz en la tormenta

Juan 14:27 La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. 
Cuando estamos pasando por tormentas en nuestra vida, por problemas que parecen ser difíciles, es cuando con facilidad podemos perder la mirada de Jesús y enfocarnos más en nuestro problema, consiguiendo así aumentar el estrés, perder la paz y traer consecuencias a nuestro estado físico también.
Jesús sabe bien que mientras estemos en este cuerpo mortal aquí en la Tierra tendremos aflicciones, pasaremos por momentos que amenazan con quitarnos la paz, pero en medio de esas situaciones Dios nos dice que confiemos en El:
Juan 16:33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
A veces nos sucede como a los discípulos que teniendo a Jesús a su lado tuvieron temor cuando se les levanto una tormenta en medio del mar, y nunca pensaron que si Jesús estaba con ellos era imposible que se hundiera la barca:
Marcos 4:36 Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas.
4:37
Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba.
4:38 Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?
4:39 Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar:
Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza.
4:40
Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?
Esta historia nos deja la enseñanza de que Él está con nosotros en nuestra barca y cuando se levanten las tormentas no nos vamos a hundir porque el se levantará y ordenará que cesen y estaremos seguros “Porque él es nuestra paz” Efesios 2:14
Cuenta una historia que una vez realizaron un concurso entre pintores para ver quien plasmaba mejor el concepto “paz” en oleo, la mayoría de los artistas pintaron paisajes relajantes como: lagos, ríos, playas, etc, lugares que reflejaban tanta paz, pero la obra ganadora no fue ninguna de estas, sino otra que plasmaba un cuadro donde había una guerra, mucha gente herida, destrozos, pero en medio de este paisaje tan desgarrador había un árbol y en el árbol un nido y dentro del nido una pajarita empollando tranquilamente sin inmutarse por todo lo que había a su alrededor.
La paz de Dios se manifiesta no cuando todo está tranquilo, sino cuando hay guerra en nuestro entorno, ahí es cuando debemos estar tranquilos y confiando en El sin preocuparnos. “2 Crónicas 20:17 No habrá para qué peleéis vosotros en este caso: paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros… no temáis ni desmayéis; que Jehová estará con vosotros.



¿Qué debemos de hacer para mantener la paz de Dios?
  1. Poner nuestra mirada en El:
Hebreos 12:2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe
Salmos 121:1 Alzaré mis ojos a los montes;
¿De dónde vendrá mi socorro?
121:2
Mi socorro viene de Jehová,
Que hizo los cielos y la tierra.
121:3
No dará tu pie al resbaladero,
Ni se dormirá el que te guarda.
  1. Confiar en El
Isaías 26:3 Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. 
  1. Deleitarnos en El:
Salmos 37:4 Deléitate asimismo en Jehová,
Y él te concederá las peticiones de tu corazón.
37:5
Encomienda a Jehová tu camino,
Y confía en él; y él hará.
  1. Ser agradecidos:
Colosenses 3:15 Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos
Salmos 75:1 Gracias te damos, oh Dios, gracias te damos,
Pues cercano está tu nombre;
1 Corintios 15:57 Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. 
  1. Nunca olvidarnos de sus beneficios:
Salmos 103:2 Bendice, alma mía, a Jehová,
Y no olvides ninguno de sus beneficios.
103:3
El es quien perdona todas tus iniquidades,
El que sana todas tus dolencias;
103:4
El que rescata del hoyo tu vida,
El que te corona de favores y misericordias;
103:5
El que sacia de bien tu boca
De modo que te rejuvenezcas como el águila.
103:13
Como el padre se compadece de los hijos,
Se compadece Jehová de los que le temen.
103:14
Porque él conoce nuestra condición;
Se acuerda de que somos polvo.
La paz sea contigo 3 Juan 1:15

Filipenses 4:7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

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